A mí la escritura me salvó

Todos en algún momento de la vida le hemos tenido miedo a algo. Miedo a crecer, a fracasar, al dolor, a decepcionar, a sentir, a confiar y a la soledad, entre otros tantos miedos que nos rodean. Es precisamente el miedo un tema constante en la obra de Fernanda Trías, una uruguaya que escribió su primera novela publicada sobre Clara, una mujer para quien el mundo entero significa una amenaza.

“Vi un canario en una jaula, la jaula colgada en una habitación oscura que nunca recibe la luz del sol porque la ventana da a un paredón de una iglesia que cubre por completo la luz”, así inicia “La Azotea”, una novela corta escrita en 1999 y publicada en el 2001, una historia narrada en primera persona que cuenta la historia de Clara, su padre (un hombre mayor) y su hija recién nacida. A través de un relato que se mueve entre la cordura y el delirio, y una atmósfera claustrofóbica, Trías logra plasmar el miedo que ella misma sentía en aquel entonces y poner sobre la mesa temas tan controversiales como el incesto. Aunque no es un libro autobiográfico, la autora afirma que en su novela se ve reflejado el miedo que ella tenía al mundo exterior, a lo extraño y desconocido. Trías creció durante la dictadura cívico-militar uruguaya, lo que influyó para que desconfiara de todo y de todos, así lo narra: “Cuando estaba pequeña mi mamá me decía: si te llega a pasar algo en la calle o tienes algún problema, nunca te acerques a un policía, ellos son las últimas personas en quienes podemos confiar”.

Para realizar “La Azotea”, Fernanda Trías se sentaba todos los días desde las seis de la tarde a escribir hasta que amaneciera. Foto tomada de: https://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/cultura/10/fernanda-trias-escritora-entrevista

Todo buen escritor es en principio un buen lector, y el acercamiento de Fernanda a la lectura se produjo gracias a su padre, quien le leía en voz alta, sobre todo poesía. Sin embargo, su acercamiento a la escritura se produjo años después, casi que de manera espontánea, cuando se encontraba leyendo un libro y notó que no se sentía en el lugar donde estaba, se sentía en otro mundo. Fue esa sensación la que la llevó a pensar que ella también podía generar eso en otras personas, que a través de sus letras se podría vivir otras vidas. De ahí en adelante Trías dedico la mayor parte de su tiempo a leer y escribir, tanto así que la persona con la que más se relacionaba era el escritor uruguayo Mario Levrero, de quien no solo se hizo amiga, sino que se convirtió en su aprendiz.

Mario Levrero decía que ser escritor es una manera de mirar el mundo, y por eso siempre le resaltó a Trías la importancia de buscar su propia voz, pues ese sería su aporte a la literatura. Vivir de escribir es difícil, hoy en día son diversos los libros que salen al mercado, pero aún en pleno siglo XXI sigue siendo complicado para una mujer ser escritora, y es que el mundo literario (que en su mayoría está conformado por hombres) puede llegar a ser cruel, sobre esto Fernanda asegura: “Levrero fue el primero en darme a leer literatura escrita por mujeres, no solamente para que leyera algo increíble, sino para que me diera cuenta que se puede ser escritora”.

Fernanda no escribe poesía porque no le nace expresarse de esa manera, pero casi todos los días la lee, porque para ella la poesía es fundamental para trabajar el oído y el ritmo de la prosa, que parece simple a primera vista, pero que en realidad tiene muchos matices que esta escritora trabaja cuidadosamente, leyendo frase por frase en voz alta, las veces que sea necesario hasta que suene bien. “Si las frases están trabajadas con determinado ritmo, el lector no se da cuenta, pero está enganchado por una especie de música que adentro le va sonando y lo va llevando por cada página, aunque no se sienta así”, asegura la escritora.

La escritura de Trías ha estado influenciada no solo por Levrero, sino por escritores como Juan Carlos Onetti y Filisberto Hernandez, entre otros. Para Fernanda el ser escritor no está solo en el talento, sino en las herramientas técnicas que usa para narrar, pero también en elementos fundamentales como lo son aprender a leer, no como académico sino como escritor, así lo expresa: “Los escritores que más admiro son todos escritores que tienen una mirada muy personal sobre las cosas, que utilizan el lenguaje para construir realidad, es decir, que pueden unir palabras de una forma tan inesperada que una cosa o un sentimiento trivial pasa a verse de una manera completamente distinta. Por ejemplo, una taza, la manera en que el escritor ve la taza me permite ver algo distinto o tal vez me permite ver la taza, pero me hace sentir algo completamente distinto.”

A Fernanda Trías le interesa escribir sobre temas como la identidad, la extranjería, la no pertenencia y los intentos de apropiarse de un lugar. Foto tomada de: http://wmagazin.com/fernanda-trias-acaso-existe-la-libertad/

Más de 15 años después de su primera publicación, la escritura de Fernanda Trías ha cambiado. Como es natural, con el paso de los años, las vivencias y las lecturas, la forma de pensar y ver el mundo se transforma. “La ciudad invencible” es un libro de auto-ficción, que relata un periodo donde la autora vivió en Buenos Aires, Argentina. Para Trías este texto es un punto inflexión en su carrera, puesto que anteriormente sus escritos tenían una estructura redonda, en cambio en esta novela experimenta otro tipo de narración, una mezcla de géneros donde incorpora elementos de la crónica.

“A primera vista parece que cambié mucho porque mis textos posteriores tienden a desarrollarse en espacios más abiertos y se ampliaron mis temas de interés, sobre todo los que tienen que ver con el hecho de ser extranjera en tantos países de culturas tan distintas. Temas como la identidad, la extranjería, la no pertenencia, los intentos por apropiarse de un lugar. Por otra parte, en “La azotea” hay una gran violencia psicológica y también física, pero con el tiempo he tratado otras formas de violencia, como la de género en “La ciudad invencible”, y en otros cuentos también he tratado la violencia familiar, pero de otra manera. Los escritores tenemos unos pocos temas que revisitamos continuamente”, afirmó Trías en una entrevista realizada por Fernando Díaz para la revista española ‘El Cultural’.

Esta escritora asegura que tal como ocurrió con “La Azotea”, las ideas para sus textos le llegan de improviso en una imagen mental, “En algún momento me viene una imagen a la cabeza, la descarto porque suelo ser perezosa, pero a veces vuelve, y cuando veo que regresa a mi mente de manera insistente es cuando la anoto y empiezo a examinarla y a tirar del hilo, hasta que se me va revelando la historia que tengo por contar”.

La literatura ha llevado a Fernanda a vivir en diferentes países como Francia, España, Argentina, Alemania, Estados Unidos y Colombia, donde actualmente reside, pero curiosamente a ella no le gusta viajar, por el contrario, le disgusta el turismo. Necesita estar en movimiento, pero no constante sino periódico, y es que busca siempre estar en construcción. De hecho, en diversas entrevistas Trías sostiene que en ocasiones ha conocido muy poco de las ciudades donde ha vivido, como por ejemplo en Buenos Aires, y que con frecuencia su cotidianidad se ve reducida a sectores pequeños. En 2017 Fernanda ganó la primera edición del Premio Residencia SEGIB-Eñe-Casa de Velásquez, que le permitió disfrutar de una residencia de cuatro meses en Madrid, España, para escribir la novela “Mugre Rosa”, la historia de una mujer joven que lucha por ayudar a Marcos, un niño a su cuidado que sufre el síndrome de Prader- Willi, un trastorno genético poco común que causa obesidad debido a la sensación constante de hambre, discapacidad intelectual y baja estatura.