La escritura sirve para pensar despacio

“La escritura sirve para pensar despacio"

Así define Carolina Sanín la importancia de escribir. Desde niña desarrolló un gusto genuino por la lectura y la escritura, y como ella misma afirma, escribir es su espacio en el mundo. Esta escritora y columnista bogotana es una de las invitadas a <<Popayán Ciudad Libro 2019>>.

“¿Cómo puedo vivir en mi libro con una vida mía distinta de mi vida?, no dando pistas para la memoria sino convertida en mi deseo que desde aquí no puedo conocer”

¿Alguna vez nos hemos sentido perdidos? ¿Hemos sentido que no encontramos nuestro lugar en el mundo? ¿Qué significa perderse? Y más importante aún, ¿Se puede uno volver a encontrar? Preguntas que dudan de quiénes somos y dónde estamos son las que plantea “Somos luces abismales”, el más reciente libro escrito por Carolina Sanín y publicado por Random House (2018). Un libro autobiográfico compuesto por ocho textos que cruzan y entrelazan las fronteras entre el ensayo narrativo y la poesía.

Para el escritor colombiano Giuseppe Caputo, el libro de Sanín está escrito desde la pérdida y el deseo de la autora por encontrar su lugar, por lo que se convierte en un texto que abre caminos de lectura y escritura a través de cada oración. El lector se sumerge en un viaje interno que lo obliga a dudar y preguntarse por todo lo que hay dentro de sí y su alrededor. Carolina afirma que sus textos son literariamente realistas con respecto a cómo las personas pensamos sobre las cosas, en ese sentido, cumplen con el objetivo de transmitir un registro de cómo funciona el pensamiento humano.

Perderse necesariamente significa detenerse para observar desde otras perspectivas, y cuestionarse se convierte en el camino reflexivo que lleva a recrear un mundo desde una mirada distinta. Eso es exactamente lo que hace “Somos luces abismales” a través de cada pregunta: “¿Qué significa abandonado?”, “¿Qué significa ser un nido?”, “¿El nido es obra del pájaro y atributo del árbol? ¿Es del pájaro para el árbol?”, “¿Qué cara vio mi madre bajo su ombligo de embarazada cuando concibió mi nombre? ¿Qué voz oyó, que dijera: Me llamo Carolina? ¿Se daba cuenta de que escogía un nombre para que otros repitieran cuando hablaran mal o bien de mí, y que yo misma no lo pronunciaría con mucha frecuencia?”, “¿Por qué mi abuelo se volvió así?”, “¿Cómo digo que se volvió mi abuelo? ¿Malhumorado?, ¿remoto?, ¿antipático?, ¿humillante? ¿Y acaso sé si antes (¿antes de qué?) se mostraba de otra forma?”, “¿Cómo se dice el día que fue antes del que fue antes del que fue antes de ayer?”, “¿La tatarabuela de mi abuelo es mi qué?”, “Para salirse del tiempo se busca el silencio. ¿Dónde se busca?”.

 

Carolina Sanín es una escritora con una obra diversa, le gusta explorar su narración a través de diferentes géneros literarios. Foto tomada de: http://www.ulibro.com/?p=15234

 

Carolina Sanín es una feminista – nacida en Bogotá en 1973- autora de ocho libros. Ha sido columnista de opinión en medios como la revista “Arcadia”, el diario “El Espectador”, la revista “Semana” y el portal “La silla vacía”, entre otros. Su escritura no se encuentra encasillada en ningún género literario, por el contrario, le gusta explorar su narrativa a través de diferentes extensiones y técnicas variadas, mezclando distintos estilos. Escribe desde muy niña, y cree que ese es su lugar en el mundo. Aunque tiene opiniones que a menudo resultan controversiales, no le interesa la política, al respecto ella asegura: “No me interesa la política, me interesa que no me engañen. Sé analizar discursos porque soy una lectora”.

En esencia todo escritor es primero un lector. En el siguiente fragmento Sanín retrata la relación existente entre el escritor y quien lo lee, la cual es recíproca en la medida en que uno existe siempre y cuando el otro también lo haga:

“¿Cuál será la hechura de esa frase hecha?, ¿cuál será el objeto de ese deseo? En ese infinitivo busco algo más que el consuelo que me daría suponer que entro en la memoria de otra cuando ella me lee, que seré un recuerdo en ella mientras ella viva. En todo caso, la lectora lee algo que no soy.

En todo lo que he escrito estoy disfrazada, cuanto más quiero aclararme, más me exagero, cuanto más pretendo que puedo decir lo que quiero y cuanto más pretendo que sé qué quiero decir, más se transluce en lo escrito el personaje que no soy. Quisiera escribir oscuramente, que solo yo me entienda a escondidas de mi lo que no puedo decir, para un día ver a quien me entiende en la noche, a quien yo soy. Yo sola un día.

Escribir es negro, y escribir bien, mejor y más verdaderamente es negro dentro de negro. Si hubiera algo de mí en lo que he escrito, algo existente y no solo la mentira de quien aclaro ser, ¿cómo podría vivir eso en quien me lee? Pregunto cómo viviría mi espíritu vivo en la lectora, no cómo viviré en ella figuradamente.

¿Cómo puedo vivir en mi libro con una vida mía distinta de mi vida?, no dando pistas para la memoria sino convertida en mi deseo que desde aquí no puedo conocer. Me he hecho esta ilusión y ya se ha borrado tan pronto como quedó hecha. Que me lea alguien feliz, vivir en alguien feliz que entienda lo que no quise decir. ¿Qué significa feliz? ¿Unos colores? ¿Todos los colores? Eso mismo, feliz es de colores y luego todos los colores en el blanco. Feliz es vamos a la belleza del día y escribir es negro”.

 

Carolina Sanín es una feminista fielmente creyente de que el ser mujer es casi un sinónimo de ser feminista. Además, es una defensora de los derechos de los animales. Foto tomada de: https://www.semana.com/nacion/articulo/carolina-sanin-controversia-con-grupo-de-matoneo-de-uniandes/504286

 

Carolina ha escrito dos novelas, la primera titulada “Todo en otra parte” (Editorial Planeta, 2005), titulo que muchas personas pensaron era un homenaje a “Otra parte” la casa del escritor Fernando Gonzales (maestro de Gonzalo Arango, fundador del nadaísmo), pensamiento errado debido a que Sanín en realidad no conocía la existencia de Gonzales, sin embargo esa coincidencia la llevó a más adelante explorar la obra del llamado “filósofo paisa” y publicar una antología titulada “Pasajes de Fernando Gonzales” (Editorial Lumen, 2015). Su segunda novela, titulada “Los niños” (Laguna Libros, 2014), plantea la relación de maternidad existente entre dos seres humanos (madre e hijo, amigos, parejas, etc) y habla sobre la soledad con que cada individuo debe convivir.

También ha escrito libros de cuentos como “Ponqué y otros cuentos” (2010), “Yosoyu” (2013), la historia de Pedro Manrique Figueroa, “el precursor del collage”, un personaje creado en el documental de Luis Ospina titulado “Un tigre de papel”; y “Dalia” (2010), un libro infantil que habla sobre la mejor amiga de la autora, una perra de raza salchicha con la que vive.

Portadas de libros

Somos luces abismales

Cuentos Completos

El programa Editorial de la Universidad del Valle realizó una compilación de sus dos primeros libros de cuentos, “Bomba Camará” y “En busca de tu nombre”, titulada “Cuentos Completos”.

Los niños

Bomba Camará

Bomba Camará, primer libro escrito por Umberto Valverde.

Todo en otra parte

Reina Rumba

Celia Cruz, Reina Rumba es la única biografía escrita en vida de la cantante.

Yosoyu

Quítate de la Vía Perico

Quítate de la Vía Perico fue llevada al cine por Umberto Valverde Junto al cineasta Antonio Dorado, con el nombre de “La Dura”.

Dalia

Que todo el mundo te cante

Umberto Valverde y Jairo Varela sostuvieron una amistad de 30 años, la cual esta plasmada en el libro “Jairo Valera, que todo el mundo te cante”



Popayán Ciudad Libro 2019

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